
Una vez más llegué tarde del trabajo,
la encontré en cama descansando
pensé :"debió haber tenido un día pesado"
planté un beso en su mejilla,
me arrope a su costado,
y dormí con ella...
Al día siguiente desperté a primera hora,
como mi eterna rutina,
salí a mi trabajo,
por la noche como ya es costumbre,
llegué a casa desesperado de mi labor.
Me encontraba sediento de su amor,
la busqué en la cama y
ahí estaba, durmiendo,
pensé :"ha de estar enferma mi amada",
le plante un beso en la frente
y fui a dormir.
La siguiente mañana
No volví a trabajar,
me quedé a cuidar de mi amada,
tomé una pequeña silla
y la coloqué frente a la cama.
Por horas y horas estuve esperando,
pero nada interrumpió aquel sueño.
El miedo me empezó a poseer,
salí corriendo en busca de ayuda,
al fin, lleve un doctor a mi hogar.
Después de esperar en silencio,
fuera de mi habitación,
salió el doctor muy serio y dijo:
"lo siento mucho señor, su amada a muerto".
Mis ojos se bañaron en lágrimas,
mi corazón se destruyó,
caí sobre mis rodillas,
mi mundo había llegado a su final,
y único que pude decir al mundo fue...
"y yo que pensé que estaba durmiendo".